jueves, 31 de julio de 2014

EL DRAMA DE UN INCENDIO EN SINCELEJO

El corto circuito que avivó su pobreza:
LA OTRA CARA DEL INCENDIO EN LA CASA DE OSMALIS.

Por: Alfonso Hamburger
Fotos: José Carlos Iriarte Díaz.
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Crónica despeluznante sobre los estragos económicos que generó un incendio, cuyas repercusiones van más allá de la muerte de una persona.

- Hacer conexiones con normas técnicas, recomienda Electricaribe para evitar incendios en esta etapa de calor.

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Cuando vio a los hombres que subían la colina y se acercaban a su casa, Osmalis Pérez Arrieta, trató de pararse del quicio donde estaba sentada, pero su gordura falsa la dejó atornillada al piso, de modo que sin esconder el rubor de su rostro sudado, no tuvo más alternativa que atenderlos, en la puerta de su casa.


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La mujer, turbada aun por la sorpresa, no tuvo tiempo de esconder las dos mazorcas de maíz asado que comía con avidez. Apenas a esa hora, 4:30 de la tarde del miércoles 30 de Julio, acababa de dejar la pila de ropa ajena que lavaba en el patio y trataba de engullir en sus dientes un desayuno-almuerzo retardado. Su marido, Blas de Jesús Mercado Pérez, se había ido como ayudante de un señor que vende aguacates por las calles para conseguir dinero para la cena. Su hija Michel, de trece años, que estaba sentada en la sala, a sus espaldas, no había ido al colegio por falta de plata para el transporte.


Estaba más asustada porque, en medio del vallenato de Diomedes Díaz que ensuciaba la tarde – el volumen era muy alto para el luto riguroso que llevaba desde el 26 de febrero de 2009, cuando la casa se le había incendiado y su tío Manuel Arrieta electrocutado- había visto a los desconocidos descender del carro blanco, ahora parqueado en el primer repechito de la calle destapada.

- ¿Es usted Osmalis?, preguntó el más joven de los visitantes, quien parecía ser el guía.
Y Osmalis, apurando el último bocado, trató de esconder una de las dos mazorcas que tenía en cada mano, se arregló un poco el cabello negro y quiso pararse, pero se dio cuenta que el interlocutor estaba tan asustado como ella. Allí fue donde suavizó una leve sonrisa. El joven se animó:
- Osmalis, soy el periodista que vino a cubrir la noticia el día que se le quemó la casa.
Allí ella se serenó, pero aun así, no tuvo aliento para levantarse y ofrecer un par de sillas a los recién llegados. Estaba tan confusa como los visitantes.


José Carlos Iriarte Díaz, el joven periodista que servía de guía, había llegado un poco prevenido, pese a sus seis años en el oficio. Sincelejo no sólo ardía por la oleada de calor desatado por el fenómeno del Niño, sino por el alud de enfrentamientos entre la policía y las motos taxitas, los levantamientos de algunos trabajadores, los atracos y las muertes selectivas, en una urbe caótica, atosigada por el rebullicio de 120 mil desplazados que chupan de lo débiles servicios públicos. Los Laureles, el barrio donde acababan de penetrar, había sido escenario de hechos judiciales en los últimos días. Allí cerca, en Versalles, la tarde anterior, motorizados habían asesinado a una vendedora de chance. No obstante, la gallada de la esquina, esa horda de jóvenes sin oficio que a veces termina en pandillas, les había recibido brindándoles información.
Ahora estaban sentados con Osmalis, al frente de una historia conmovedora, de una noticia de hacía cinco años, provocada por una mala conexión eléctrica.>


¿Por qué esta historia?

Electricaribe, la firma que presta el servicio de energía eléctrica en la Costa Caribe, no lleva unas estadísticas sobre las casas que se queman frecuentemente por diversos motivos y por posibles deficientes conexiones domiciliarias, pero la Internet y los periódicos están repletos de titulares funestos, algunos de ellos con muertos a bordo, un poco opacados por el caso de los niños de Fundación, calcinados en un bus destartalado. ¿Por qué entonces abordar esta noticia, cuando los sucesos atropellados del día a día no les permiten a los periodistas hacer seguimiento de los hechos? ¿ Qué importancia tiene para la prensa comercial uno de los tantos casos que se registran en la región? ¿Qué datos adicionales tiene aparte de la poca educación, la nula revisión técnica de acometidas, el poco cuidado con los niños para que no jueguen con cables y metan objetos en los enchufes y tomen las redes como piñatas? ¿O en mucho de los casos para que no se conecten en las acometidas del vecino, entre otras prácticas nefastas?

DIA TRAGICO.

El 26 de febrero de 2009, el periodista José Carlos Iriarte Díaz, que llevaba apenas un año como reportero raso, presenció cómo un hombre se electrocutaba, sin que nadie pudiera hacer algo por salvarlo y en la disyuntiva de si seguir grabando la escena macabra o lanzarse como bombero a su rescate. Aunque estuvo dudando, siguió primando su labor de reportero e hizo que el camarógrafo grabara la cruda escena, aquella que Osmalis ahora quiere y no quiere ver. Han sido los cinco minutos más difíciles en sus seis años de reportero. La prensa registró a la víctima como Manuel Arrieta Monterrosa, de 50 años, oriundo de Tolú, separado, padre de cinco hijos, quien como su sobrina Osmalis se dedicaba a la venta de pescado por la calle.
Una llamada telefónica al noticiero lo había puesto en el macabro escenario. La casa de Osmalis Pérez se quemó literalmente, al parecer por un corto interno, desatado cuando su hija Michel, de sólo ocho años entonces, manipulaba una lavadora en el cobertizo de atrás. Cinco niños que quedaron atrapados en el patio, fueron salvados por los vecinos, rompiendo una pared contigua. Las llamas, según Osmalis, empezaron desde afuera hacia dentro y en pocos minutos consumieron la casa que tanto trabajo les había costado a la familia. Era una casa techada en zinc, con paredes de tablas y horcones de madera. La había construido comprando tabla por tabla, horcón por horcón y con un préstamo para adquirir las láminas de zinc, que eran entonces el elemento más sofisticado y costoso.

Los vecinos trataron de salvar algo en medio del incendio, pero fue imposible. Todos se quedaron apenas con lo que llevaban puesto ese día. Eran dos adultos y cinco hijos. Precisamente, mientras entrevistaba a Osmalis, con el fondo de la tragedia, con la candela aún viva y los chócoros humeantes, Iriarte oyó un quejido y volteó la mirada. Manuel Arrieta, el tío de Osmalis, se había dedicado a lanzar baldados de agua a lo poco que quedaba, y al tratar de levantar una lámina de zinc, quedó atrapado en un cable de alta tensión pelado. Ante la impotencia de todos lo vieron morir casi en vivo y en directo.
La sensación de Osmalis ahora es ambigua. Por un lado quisiera volver a ver el video del archivo y por el otro borrar de su recuerdo la tarde trágica. Esa noche fueron cobijados por el alero de unos caritativos vecinos, pero apenas allí comenzaba su calvario. Quiere, incluso, romper los recortes de la prensa, que guarda en una cajilla, pero es terca y se aferra a la historia. “Yo quisiera borrar mis pensamientos más oscuros, pero es imposible”.
Ahora, cinco años y cinco meses después, después de rodar por algunos lugares, incluso viviendo en la orilla de un arroyo de aguas puercas y de haber sido lanzados como inquilinos, la familia es más pobre que antes, porque aunque el accidente los hizo más visibles y las promesas llovieron, la mayoría no se cumplieron. Un concejal les prometió pagarles los 130 mil pesos de un arriendo durante seis meses, pero nada más pago tres. Gracias a Comfasucre, la cuestionada Caja de Compensación Familiar de Sucre, donde se llegaron a gastar 52 millones de pesos diarios en gasolina, la casa fue levantada, pero no sabe cuánto se invirtió.

TODOS ESTAN ENFERMOS.

Osmalis es la única hija mujer , en medio de los seis varones de Enriqueta Arrieta, una negra vendedora de pescado callejero, proveniente de Santiago de Tolú, de 65 años, que se desplazó a Sincelejo hace 30 años y se recogió en este barrio de pobres, pegado a la variante que va al Golfo de Morrosquillo. Tiene cáncer en el colon y en el seno, uno de los cuales le fue cortado, es diabética e hipertensa. Ya no tiene alientos para pregonar sus bocachicos ni para pelear con La Policía un lugar en el centro. Su marido la dejó a la deriva con sus seis hijos, que pronto invadieron las calles sincelejanas pregonando los productos. Todos se hacinaron en los Laureles, quizás por ser el barrio de la capital de Sucre más cercano a Tolú. Ahora, como Celia, se pudre en los avatares de la vida, triste en medio del bullicio de los cantos de Diomedes Díaz, que en vez de alegrarla, le estorban.

Aunque solo tiene 40 años, Osmalis ya se siente cansada. Cometió la ligereza de irse con Blas de Jesús Mercado Pérez, un vendedor de pescado que la conquistó cuando solo tenía trece años, los mismos que tiene Michel, su última hija, quien acaba de recibir una cirugía a corazón abierto. Siendo una niña, el corazón le late como a una persona de cuarenta. Por su corazón salen dos chorros de sangre. Sus latidos parecen de caballo, fuertes y corcovéanos. Se agita, se aprieta, se asfixia, entonces tienen que correr al hospital. Desde que fue operada Michel- la niña que lavaba el día del incendio- Osmalis dejó de vender pescado en las calles para dedicarse a su cuidado. Fue operada en Montería por intermedio de la Nueva EPS, con un carnet de desplazados. Y pensar que a esa edad, Osmalis, ya era una mujer de hacha, machete y garabato. “Yo le aconsejo a las niñas que no cometan ese error, que no se casen tan jóvenes, pues de todas maneras uno aún no tiene todas sus partes desarrolladas”, dice, ahora con más confianza con los visitantes.

Ahora Osmalis tiene 40 años y está enferma de quistes. También tiene irritado el colon. Le sacaron la matriz, porque la familia es propensa al cáncer. Con su marido, de 53 años, que a esta hora se rebusca por las calles y tiene un tumor en el omoplato derecho que le impide alzar bultos como antes, tuvo todos sus hijos. El tumor y el temor no lo dejan trabajar y el que no se atreve a operar por miedo a no pararse de una cama en un mes. ¿Entonces quien llevaría el alimento diario al hogar? Sus cinco hijos, ahora de 24, 23, 20, 17 y 13 años, siguen en la misma rutina. Ninguno se preparó, porque desde niños los esperó la calle, pregonando y vendiendo pescado. Y Michel, que es la única que iba a la escuela, ahora cursa sexto grado, pero hoy no ha ido a clase, por falta de pasajes. Al igual que ella, fue operada en quistes en los ovarios. Hoy está sana, pero en cualquier momento le llegan los ahogos. Unos ingresaron al mototaxismo, que es la actividad que más enrarece las calles de Sincelejo, otros venden pescado. Todos se rebuscan el día a día para la comida y pagar los servicios. Todos saben que lo urgente es la comida y que mañana será otro día, en el que Dios proveerá. Viven al filo de la tragedia. La hija mayor , de 24 años, ya lleva varios maridos y tiene cuatro niños pequeños. Osmalis suma cinco nietos, que van por el mismo camino. Sólo el hijo de 17 años podría clasificar y ser rescatado para el estudio si la Fundación Telefónica lo inserta a su programa de escolarización al niño trabajador. Una solicitud a Fundimur, que traduce Fundación para el Desarrollo Integral de la Mujer y la Niñez, busca rescatarlo del mundo que vio desde niño: el trabajo.

Osmalis reconoce, que el accidente provocado por el circuito eléctrico, quizás por la mala utilización del sistema y la poca educación, los hizo visible ante los ojos de la prensa y hoy sólo espera que se le aparezca un ángel que le dé un empleo aunque sea para trabajar en una casa de familia. Sabe que no tuvo la educación necesaria para ser una secretaria y por ello lucha para que Michel, su última hija, pueda llegar a la Universidad, ojalá controlando aquel corazón de caballo que se le quiere salir del pecho.


ULTIMA OJEADA A LA CASA.


Ya en confianza con los visitantes, Osmalis hizo un esfuerzo por levantarse del sardinel de la tarde y de la mano los lleva por su casa de paredes desnudas. Son dos habitaciones, un baño inservible en el medio (en Sincelejo no hay agua las 24 horas) y una sala donde sobresale un televisor plasma de 32 pulgadas. En la parte posterior está el patiecito donde se refugiaron los niños el día del incendio y en el que fueron rescatados por los vecinos. También hay una pieza pequeña, con otro televisor, que era el único mueble de su hija mayor, antes que se fuera a vivir con su nuevo novio y sus cuatro hijos a Sampues.
Y antes de despedirse de los visitantes se confiesa:
- Yo me asusté cuando los vi, porque pensé que eran los tipos del almacén que venían a llevarse el televisor por las cuatro letras caídas que debo.

PD. José Iriarte Díaz se comprometió en ayudar a esa familia, consciente de que la única herramienta que los sacará de la pobreza será la educación.
No te quejes por lo que tus padres no te dieron, porque probablemente era todo lo que tenían y podían ofrecerte (Tomado del Facebook)

Video relacionado:

https://www.youtube.com/watch?v=nw3lzB0-Ldw

https://www.youtube.com/watch?v=27pxs4hLeoY

miércoles, 22 de agosto de 2012

EL ENCUETRO NACIONAL DE BANDAS Y SU PÉSIMA ORGANIZACIÓN

Hace rato leí un texto escrito por chiro castellanos, me llamó la atención el título como creo que a muchos. Chiro. Clau Castellanos, se refiere a un incidente que le ocurrió al querer entrar a la inauguración del encuentro nacional de bandas en el teatro municipal de Sincelejo. Ella como ciudadana, periodista y amante de la música nuestra se imaginó que podía ir a presenciar un espéctaculo que se había dicho era de entrada libre encontrándose con la sorpresa que en la puerta había alguien que se lo impedía aduciendo que las invitaciones estaban ya agotadas. Solamente después de que la mamá de una amiga le dio una invitación de las muchas que la señora tenía fue que la dejaron pasar. Este episodio pasa todo el tiempo en esta clase de eventos, sobre todo si tu no tienes (como lo dice chiro) un apellido de abolengo o no eres hijo o no haces parte de la familia tal. A los periodistas nos convocan a rueda de prensa 8 días antes de empezar el encuentro nacional de bandas para que a través de nuestros programas radiales, espacios televisivos o prensa escrita digamos lo bueno que son los organizadores, el maravilloso espectáculo que es el encuentro y lo bien organizado que está por parte del club de leones de Sincelejo. Luego cuando se quiere cumplir con la labor de informar, de seguir entregando detalles al pueblo sucreño y colombiano se nos quiere torpedear esa labor, nos dan unas escarapelas dizque para entrar a cubrir los eventos, pero a la hora de la verdad no te sirve para nada. En una oportunidad fui a trasmitir con una emisora de AM en el estadio de mochila el fandango que allá hacen, para entrar fue toda una odisea (recuerden que ya me habían dado una credencial para poder entrar a esa clase de eventos) tuve que esperar un tiempo largo en la puerta hasta que se acercara alguna persona de la organización para acceder a la plaza, luego que ya estramos y empezamos a transmitir quisimos entrar a la zona donde estaban algunos artistas para entrevistar y tampoco se nos permitió porque la escarapela de prensa no era para eso. Pero, si era (según ellos) para pagarme la publicidad que le había hecho al evento a través de mi programa radial. En entrevista con algunos directores de bandas como el maestro FABIO SANTOS, quien dirige LA JUVENIL DE CHOCHÓ, el maestro JUANCHO TORRES y EL PIPE GUARÍN, coincidieron que el encuentro nacional de bandas cada año desmejora en organización y calidad de las bandas participantes. Cada año hay más talanqueras para los periodistas y menos publicidad, los organizadores se quedaron estancados en el tiempo y no están utilizando herramientas importantísimas como la tecnología (redes sociales, Internet). Cuando se realiza el encuentro es cuando se habla del porro, de su preservación y difusión, apenas se acaba el encuentro nunca más se habla del tema, se invitan conferencistas de reconocimiento nacional, y los bajan en los mejores hoteles de la ciudad y les pagan una fuerte suma de dinero, para que nos vengan a decir lo mismo de todos los años en el quiosco del fondo mixto donde asisten solamente invitados por la organización, los cuales me imagino tienen que tener determinada edad (que sean más de 50 años) se lanzan a todo pulmón propuestas para darle realce a nuestros aires sabaneros pero cuando la conferencia acaba a nadie le importa lo que pase con nuestra música. Esperemos pues que para años venideros se mejore en esos aspectos y el encuentro nacional de bandas sea más abierto al pueblo Sincelejano, a las nuevas generaciones y con una mejor organización, para que nuestros jóvenes aprendan a amar nuestros ritmos sabaneros tan deliciosos como el porro y el fandango entre otros.

miércoles, 29 de junio de 2011

sabor tropical


Aunque Sucre no fue tenido en cuenta para el programa “Cultura en Los Albergues, Mi tiempo es tu tiempo”, que impulsa en otros departamentos el Ministerio de la Cultura, la expresión del arte en niños y adolescentes sucreños queda patentiza en estas fotos logradas en el puerto de Tolú. Los niños sucreños, pese a las dificultades de una región golpeada por la violencia y la pobreza, avanzan hacia mejores tiempos. La Fundación para la Mujer y el desarrollo integral de la Niñez, Fundimur, en Sucre, censó unos 2.500 niños trabajadores que gracias al apoyo de la Fundación Telefónica , han sido sustraídos de esas labores de adultos y hoy no solo van a clase sino que adelantan programas de liderazgo, sin descuidar el arte, como una de las facetas que más atrae a nuestros niños.

(sabor Tropical) (es de Miguel Paternina)

jueves, 4 de noviembre de 2010

40 AÑOS DE LA GRAN BANDA JUVENIL DE CHOCHO



En el año de 1969 mas específicamente un 20 de febrero un grupo de jóvenes inquietos de la bella población de chocho, corregimiento de la ciudad de Sincelejo, en el departamento de Sucre,Colombia, creó LA BANDA JUVENIL DE CHOCHO, de eso hizo ya 40 años, teniendo como primer director y profesor, al maestro MIGUEL MOSCOTE, de Chinú, departamento de córdoba y NORBERTO MERCADO, quien se encargaba de la parte financiera
Los primeros integrantes o miembros fundadores de la GRAN BANDA JUVENIL DE CHOCHO, por esa época fueron:
En las trompetas
FILADELFO MARTINEZ y ANGEL ARROYO.
Los clarinetes
FELIX AGUAS, ALVARO PEREZ, FRANCISCO SEQUEDA M. y VICENTE VILLALOBOS
Un trombón ejecutado por:
MIGUEL SEQUEDA.
ALCIDES SUAREZ, ARISTIDES DE LA OSSA Y FRANCISCO SEQUEDA, interpretaban un instrumento llamado el “ALTO” el cual ya no se utiliza en las bandas de viento, en su remplazo se utiliza el bombardino. También se utilizaba otra especie de bombardino llamado el BARITONO, interpretado por JESUS CONTRERAS. La parte de percusión era manejada por: MEDARDO SEQUEDA (bombo), ISMAEL SEQUEDA (redoblante) y MOISES ANGULO CORTINES en los platillos.
Después del maestro MIGUEL MOSCOTE, dirigieron la gran BANDA JUVENIL DE CHOCHO, músicos de la talla del maestro trompetista RAFAEL HERNANDEZ, DEMETRIO GUARIN, WALTER CASTRO, quien llegó a convertirse en una persona de mucha importancia para la BANDA JUVENIL DE CHOCHO. Esto pues, porque con él hacen su primer larga duración en la ciudad de Barranquilla en el año de 1971 bajo el sello FELITO RECORDS. Luego, toma la dirección el maestro ARMANDO CONTRERAS. Pero, lamentablemente, fallece de forma trágica el 13 de Abril de 1996, dejando un gran vacío en el mundo bandístico, pero sobre todo en el mundo musical colombiano, es donde aparece entonces el joven maestro FABIO SANTOS, actual director.
El maestro ARMANDO CONTRERAS no solo dejó tristeza y vacío a sus compañero, amigos, familiares y fanáticos de la BANDA JUVENIL DE CHOCHO, también dejó un legado musical grandísimo, prueba de ello son sus canciones: EL NARCIZANO, EL ARRANCA TETAS, COMPADRE CHENCHO Y A NUESTRO AMOR, entre muchos otros éxitos más.
Desde el año 1969 hasta el día de hoy más de 40 años después de su fundación la gran BANDA JUVENIL DE CHOCHO, ha renovado su nómina quedando aún algunos miembros fundadores, los maestros FRANCISCO SEQUEDA, JESUS CONTRERAS Y MOISES ANGULO, con toda una trayectoria en sus carreras como músicos y participando igualmente en cada uno de los 23 trabajos musicales que ha grabado la banda entre LP´s y CD`s.
En esta nueva etapa de la BANDA JUVENIL DE CHOCHO, a la cabeza del maestro FABIO SANTOS hemos podido gozar de avances significativos en el sonido, los arreglos, la imagen y las diferentes fusiones y experimentaciones musicales, al igual que la inclusión de excelentísimos maestros especialistas, expertos en los diferentes instrumentos que ellos interpretan. A lo largo de los 10 años y 9 trabajos discográficos que ha dirigido el joven maestro FABIO ANTONIO SANTOS ROMERO. Es el caso del maestro RAMON DARIO BENITEZ, CARLOS PIÑA Y MIGUEL DURAN OLAYA, lo mismo que los cantantes PETER MANJARRES Y SILVIO BRITO, con los cuales han fusionado el porro con el vallenato. También, quisieron experimentar con un ritmo nuevo al cual llamaron CHAMPEPORRO concebido por la agrupación SABOR MORENO y el cantante de champetas EL ZAYAYIN, como gancho para las nuevas generaciones, el cual ha tenido una magnifica acogida por parte de la juventud.
Se están cumpliendo entonces 40 años de vida musical de la gran BANDA JUVENIL DE CHOCHO, y no es fácil para ninguna banda de músicos u organización musical mantenerse viva durante tanto tiempo y mas en estos momentos en que sin el apoyo de una casa disquera es casi imposible hacer grabaciones, y lo peor de todo, comercializar el producto una vez esté terminado, teniendo que recurrir la mayoría de las veces a políticos, ganaderos e instituciones manejadas por personas prepotentes, las cuales exigen saludos o CD`s a precios miserables a cambio de las dádivas que les aportan. No obstante de estas penosas situaciones nuestros músicos día tras día nos alegran la vida con sus melodías, con sus obras, y con su sabor inconfundible…. MUCHAS FELICITACIONES A LA BANDA JUVENIL DE CHOCHO y ojala nos siga alegrando por muchísimos años más.

miércoles, 6 de enero de 2010

RUBEN DARIO SALCEDO, EL REY DEL PASEBOL.


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El caballo no era tan piquetero como dice la canción, más bien era un animal común y corriente en el que Esteban Salcedo López se desplazaba a la finca El Ceibal, herencia inmensa de los abuelos, en sus idas y venidas entre la estancia y el pueblo de Morroa.

El Ceibal es una finca inmensa, con una laguna donde los niños se bañaban y en la que pervive la infancia de Rubén Darío Salcedo Ruiz. Todo ese maravilloso paisaje del telar cultural de las sabanas, con sus arroyos frescos, sus pastizales y sus pájaros y palomas guarumeras se traduce plenamente en las canciones del Rey del Pasebol, ese hombre de figura pequeña y de ojos azules escurridizos que vive en Majagual volviéndose cada día una leyenda de la música, que se duerme en letargos de treinta años y que cuando se despierta descubre que sus canciones ya no pueden enfrentarse al gusto de un mundo frenético y fugaz cuya juventud corre alocada tras lo estridente y en una motocicleta parada en una sola llanta.

Cuando hizo “Fiesta en corraleja” su porro más celebrado, las cosas eran distintas y los músicos de las sabanas se aferraban con pasión a los mejores cánones de la música y como la de Alejo Durán, los acordioneros de la zona no se rajaban los dedos echando a correr las notas, dizque por ser más buenos.

“Allá va Esteban Salcedo, en su caballo piquetero”. Ya en el compositor había el prodigio de mezclar lo real con lo fantástico. El verso era el mejor homenaje a su padre, un hombre humilde, verseador de décimas que vendía las hamacas y los sombreros que su mujer, Juana Ruiz, una india farota, tejía en el telar casero para ayudar a los ingresos de la familia. Y Esteban Salcedo, en el porro de Los Corraleros de Majagual, dejó de ser aquel hombre humilde que iba en su caballo cansón, para viajar por el mundo en su “caballo piquetero” y bien aperado que se codeó desde entonces con los mejores jinetes de las fiestas del 20 de Enero de Sincelejo. El homenaje fue tan grande, que Esteban Salcedo está desde entonces a la altura de Juan Perna Maceo, Arturo Cumplido Sierra, Arturo García, entre otros célebres personajes de la vida real y de la musicología sabanera.

Aquel paisaje morroano está impreso en las melodías de los pasajes que grabó Alfredo Gutiérrez, sin proponérselo, pues en el tema “Palmitas testarudas”, que llevó al acetato su hermano Emiro Salcedo y después Luis Enrique Martínez, es donde trata de interpretar el recuerdo paisajístico de la infancia.

Rubén Darío recuerda con fuerza el paisaje, la laguna (El pozo perdido) de donde sustraían el agua para los quehaceres de la vivienda y sobre todo las cinco corozas, inmensas matas de corozos apretujadas, imperecederas, en cuyo interior se anidaban toda suerte de animales. La finca dejó de pertenecer a la familia por un descuido, pero aún conserva intactos sus recuerdos. Por el camino que conduce a Morroa va un viejo en su caballo piquetero, cantando versos endecasilabos impregnados de gracia y armonía.

MORROA.

Rubén Darío Salcedo nació en Morroa, uno de los pueblos de Sucre con mayor influencia indígena, en donde los telares en las casas de palma son como una impronta ancestral, donde las mujeres tejen hamacas, mientras el hombre que labra la tierra y trabaja en diferentes oficios, interpreta los instrumentos terrígenos como la gaita cabeza e cera o el pito atravesado, con gran maestría.

El que sus padres lo trasladaran a los treinta días de nacido a Sincelejo, donde fue bautizado, no impidió que el telar en que había visto la luz del mundo por primera vez le marcara su vida de poeta al cantor. Su vena poética es inmensa, de tal suerte que su accionar en la música de las sabanas, con 400 canciones hechas, de ellas 200 éxitos nacionales, no la recogía del suelo. En la familia hay una gran tradición musical. Su padre, cuando viajaba en su caballo piquetero iba cantando décimas, su madre cuando tejía bailaba y cuando bailaba cantaba. Sus parientes Pedro Martínez Salcedo y Efraían Sabas Méndez Salcedo, son reconocidos compositores. Crecencio Salcedo, quien muriera en el más escalofriante abandono, una de las leyendas de la música colombiana, era su tío. De modo que no le faltó gracia en su sangre ni empuje en la realidad, pues su padre le corregía los primeros versos. Su abuelo, el dueño de la finca, también verseaba.

Rubén Darío surgió por la fuerza de su música, que supo imponerse sobre su timidez de primera mano, que le cerraba puertas. Sumiso, cordial a la amistad, leal, Rubén Darío una vez cedió su acordéon a su hermano Emiro, entonces se dedicó a tocarle la guacharaca y al canto. Lo salvó del olvido el verso fino, pues su hermano lo aventajó tanto que llegó a tocar tres veces más que él, pero eso no le impidió ser grande. Hoy Emiro, célebre algún tiempo con la canción Elvia María, que grabara con Juan Jiménez, ha encontrado en el acordeón su modus vivendi, mientras Rubén ha sido catalogado de Maestro.

Como su padre, Rubén Darío, a diferencia de tantos juglares nuestros, que tienen hijos regados por todos los pueblos, sólo tuvo retoños en casa. Seis en total. Estuvo alguna vez indagando, pero nada, el viejo no es que hubiese sido fósforo guacamayo, pero no encontró hermanos por allí extraviados.


AQUELLA VIOLINA.

Para hacer negocios no han llegado personajes más habilidosos a nuestra provincia que los mal denominados turcos de hablado enredado. Ellos compran una gallina flaca y la venden gorda. Pocas veces se van en blanco en los negocios, salvo que un indio malicioso les venda una mula coja sin bajarse de ella, pues, de dejarla detener, se le saldrán los huesos de la mano delantera.

A los ocho años, a Rubén Darío Salcedo le había llegado a sus manos una violina que tocaba como un encantador de serpientes y lo hacía con tanta perfección que un Turco del mercado se enamoró del instrumento. El turco aspiraba a ser ciclista y olfateó el negocio. Salcedo tenía una bicicleta Rally, hermosa, y el turco tenía una acordeón Honner, negra, cuadrada, de dos teclados, que sólo le servía de estorbo. Pensó en que Salcedo no necesitaba una violina, sino un acordeón. Allí estaba el negocio. El cambio fue pelo a pelo.

Hoy, tantos años después, acariciando aquel acordeón legendario- que ni sabe cómo no ha desaparecido en medio de los chécheres viejos de la casa- Rubén Darío Salcedo piensa si en realidad el “Turco” se rajó en el negocio o simplemente quiso ayudarlo en su accionar musical. Lo cierto es que Rubén Darío se convirtió en uno de los músicos insignias de la sabana y el Turco no llegó a ser ciclista.

-�Quién salió ganando?, Es la pregunta.
- Yo, dice Rubén Darío, con picardía.

Es una broma. Rubén es un hombre agradecido, sencillo, poco engreído de su fama. El Turco está vivo todavía y siempre que se encuentran recuerdan la anécdota.

Con ese acordioncito cuadrada de dos teclados Rubén Darío, de ocho años, se embarcaba en uno de los dos buses que tenía Sincelejo, los cuales salían del mercado viejo, hacían su recorrido por toda la ciudad en ciernes, llevando pasajeros, bultos, razones de boca y todo lo que conllevaba ser la chiva de los pobres. La manejaba Gilberto Copete, amigo de la familia, quien le permitía al muchacho ocupar la última banca, la de los músicos, donde el acordeonero improvisaba algunas canciones. Los pasajeros, más por piedad que por diversión, cuando abandonaban el bus por la puerta de atrás, le dejaban caer un centavo.

Era la labor de todo el día, desde las ocho de la mañana y aquel acordeón precoz daba vueltas y vueltas por la ciudad. El bus tenía su estación en el corregimiento de La Gallera, donde era el almuerzo, que compartía con el ayudante. Por la tarde, unos 40 centavos iban a la casa del padre. Con ello su madre lo abastecía de ropas.
Recuerda Rubén Darío que su clientela era respetuosa de su arte, pero no faltaban los personajes de doble sentido que le pedían “ey niño, tócame la paloma”

Los músicos de moda eran Andrés Landero y Calixto Ochoa y los temas que se sabía eran La Muerte de Eduardo Lora, Lirio Rojo, El niño inteligente, entre otros.

El maestro recuerda con agradecimiento aquella época errante, porque los pasajeros le daban sus centavos y le dejaban aprender su arte.

En el colegio Rubén Darío fue un niño distante de las buenas notas, pésimo para las matemáticas, pero bueno con la lectura. Leía a Cervantes, a Gabriel García Márquez y algunos otros clásicos, mientras viajaba en el último puesto de la Chiva de Gilberto Copete. Sólo llegó a tercero de bachillerato, después de haber pasado por el Liceo Sabanas y el Colegio Antonio Lenis. Así como había un reposo para el almuerzo, el artista sólo daba tregua a su lira para irse de leva con sus amigos.

NIÑO PRODIGIO

Las tierras de sabanas, cuyos hombres, prósperos comerciantes que construían bancos avanzados y ganaderos cuidadosos de sus rebaños, veía nacer niños prodigios, verdaderas carasucias, que como Alfredo Gutiérrez se erguían desde el anonimato, como adalides del futuro.

Mientras Virgilio Barrera, a los 11 años era el guacharaquero de Alejandro Durán y de Los Corraleros de Majagual; mientras Alfredo Gutiérrez, con su acordeón bajo el brazo amenizaba en las corralejas, mientras le pedía a Calixto Ochoa un cupo para grabar , Rubén Darío Salcedo, a los 9, tenía que sacar el acordeón a escondidas de su casa, metida en un costal rústico, para irse de giras con Juan Cachete, un fornido nativo de San Onofre, a quien le decían el azote de los cajeros. Con este personaje, primer cajero que manda en un conjunto de acordeón, formó su primer grupo oficialmente. El conjunto lo completaban Nando Pérez, en la guacharaca y Marciano Torres, quien era famoso con la canción de la Piscinga (manuela tiene una Piscinga ),que tocaba la timba, recuerda.

Juan Cachete contrataba los toques, que se hacían en las corralejas, cobraba y distribuía las entradas.
Juana Ruiz odiaba, y con razón, a Juan Chachete, porque se llevaba a Rubén sin consentimiento familiar, entonces lo sonsacaba de la casa, casi lo raptaba. Las giras a veces se extendían hasta por 20 días.

En cierta ocasión, la madre, después de buscarlo por varios pueblos, los encontró tocando una parranda en San Onofre, donde, luego de arrebatarle el acordeón, le pegó una zunga y se vino para Sincelejo a pata limpia, atravesando de paja en paja, porque no existía carretera formal.

En una de esas giras, que los llevó a las corralejas de Marialabaja, Rubén Darío, hizo la que sería su primera canción, que como la primera novia en olvidos, jamás fue grabada. Se la hizo a la hija de un ganadero que los había contratado para una parranda. Era una morenita muy bonita que se sonreía mucho con el novel acordeonero. Se llamaba Rina Berrío

Rina Berrío
de mi corazón
Con mucho gusto te cantaré
Esta canción de mi inspiración
Que ha nacido dentro de mí
Y te la dedica Rubén Darío.

Así, más o menos decían aquellos versos, hoy un poco borrosos en la memoria. Después, a los 18 años, ya crecididito, volvió a Marialabaja. Rina ya era una mujer comprometida y con hijos. Sólo fue una ilusión plasmada en una canción.
A los 18, las giras se fueron extendiendo por pueblos y veredas más lejanas.

LA COLEGIALA.

La Colegiala fue real. Ocurrió hacia el año 1.964. Por ser una mujer casada, Rubén prefiere omitir su nombre. Ella estudiaba en La Normal de Señoritas y estaba tan enamorado que se hurtaba las llaves de un carro de su hermano, para llevarla y recogerla en el colegio. Estaba dispuesto a casarse con ella, porque aparte de hermosa, era distinguida y de buena familia. Sin embargo, cuando él le propuso que la visitaría oficialmente, ella le dio la clave de su canción. “No quiero que vayas a mi casa y te vean mis padres porque se ofenden”.
El lo único que tenía era su corazón amoroso, honrado. “Será porque soy pobre y que solo vivo es de mi trabajo”, pensó.

Ella se casó con un joven de su clase y él se acongojó tanto que nisiquiera indagó quien había sido el que libara en su fiesta el vino. Le quedó la canción, una de las más celebradas de su repertorio, grabada inicialmente por él mismo con Alfredo Gutiérrez, pero sin que llamara la atención. La Colegiala tomó su dimensión cuando su compadre Julio de La Ossa, rey vallenato y sabanero se la grabó, convirtiéndose en todo un exitazo. Habían pasado tres años de la primera versión.

Salcedo tenía muy pocas posibilidades de casarse con la colegiala, en esas todavía andaba con las abarcas rotas y el acordeonero de entonces era considerado un personaje de bajo perfil social. Su amigo Alfredo Gutiérrez todavía no tenía éxito.

Pero llegó una época en que los temas que le llegaban a la cabeza a este hombre de estatura pequeña de apariencia tímida, le llegaron por torrentes. Fiesta en Corraleja, Cabellos Largos, Ojos Indios, Ojos Verdes, Ay Helena, Manizaleña, Amor de Adolescente y tantas otras, que marcaron toda una época en la música de las sabanas. Rubén Darío Salcedo se convirtió en el compositor de cabecera de Alfredo Gutiérrez, que se abría paso entre los más grandes.

La catarata de canciones sobre los atributos de las mujeres se vino en fila india. Se inspiraba en las mujeres y en sus partes más notables, ojos, cabellos, pero también cuando el corazón era férreo, con lo que nació “Corazón de acero, porque eres así, tienes alma de indio guerrero, pero te quiero así”

Después el corazón se ablandaba y nació corazón sensible. Su éxito era tal, que se convirtió en un compositor por encargo, que tuvo que hacer tangos, boleros y toda clase de música, a petición de la casa disquera que lo contrató en exclusividad. En esa exclusividad con discos Fuentes, tuvo que ver Alfredo Gutiérrez, quien le grabó por lo menos 80 éxitos. No había trabajo del Rebelde que no llevase por lo menos dos temas de Salcedo.

NACIO UN NUEVO AIRE.

En Sincelejo habían nacido Los Corraleros de Majagual y diversas figuras que en los años sesenta se habían apoderado de un gran movimiento cultural que se esparcía bullicioso por la placita de Majagual, en cuyos alrededores se hospedaba una pléyade de músicos enormes que compartían sus inventos.

En el barrio La Caraúta, donde residía la famosa, Juana Montes, tía de Danuil y protagonista estelar o amuletaje de los saludos de Alfredo Gutiérrez, se reunían las figuras del momento. La llegada de Alvaro Arango, gerente de Codiscos a Sincelejo, era todo un acontecimiento. El promotor venía a unos rituales musicales enormes, una especie de simposio de la composición. La casa de Juana Montes se llenaba de compositores, que se habían preparado mese antes para mostrar su repertorio. Alfredo Gutiérrez, que ya estaba pegando, era el jurado al lado del doctor Arango. Los compositores aglomerados, como quien busca empleo, iban pasando a una sala, cantaban a capela sus temas y salían. La competencia era durísima, por la calidad existente en la región, que era epicentro de un gran emporio musical. Afuera, a la sombra de los almendros, esperaban con expectativa la decisión.

Tímido para entrar a las situaciones de primera, Rubén Darío fue uno de los últimos en asomarse a aquel especie de simposio de compositores y cuando vio el grupo se asustó y dio vuelta en su bicicleta para regresarse, pero su amigo Danuil Montes, que era una especie de anfitrión, lo detuvo. Salcedo pensaba que sus canciones tristes, especie de poemas, sería risible para el doctor. Además, había en el lugar, buenos compositores cantando cosas bonitas, pensaba.

Invitado a la sala, Salcedo cantó Fiesta en Corralejas y después Amor de Adolescente, para combinar las cosas y se dispuso a esperar el golpe, la descalificación, por lo menos. El susto fue más grande cuando el Doctor Arango llamó a Alfredo Gutiérrez al patio para conversar aparte. Salcedo preparó mentalmente la excusa. “Usted perdone, doctor, por estas canciones tan tristes”.

Arango ordenó a Salcedo que le repitiera Amor de Adolescente. Algo le había llamado la atención. No era paseo, no era bolero. �Qué era? Salcedo se aprestó a explicarle antes de que se lo solicitaran. “ Mire, doctor, me perdona. Esta es una mezcla que yo inventé, pero el ritmo se le da es con las palmas, así...”
Rubén Darío le explicó que era como un danzón, especie de clave cubana. No en vano era amante de la música de la Sonora Matancera. Esa tarde se le echó el agua bautismal a uno de los ritmos que más identifica a las sabanas: El pasebol.Un maridaje del paseo con el bolero.

Alfredo Gutiérrez, viendo la pena de Salcedo, le aconsejó que lo cantara con la boca, tarareándole los versos y los arreglos a la vez y así lo hizo. Esa misma tarde firmaron un contrato de exclusividad.

En el apoyo a esa criatura musical, Gutiérrez, hombre habilidoso y disciplinado tuvo mucho que ver. Se encerraba horas en una habitación con Salcedo, a expensas de que los catalogaran como raros, en un verdadero laboratorio de música con excelentes resultados. Y los empresarios de Medellín estaban tan convencidos de la importancia de aquella alianza, que le apartaban habitaciones al par de amigos, para que crearan sus temas. Alfredo Gutiérrez por lo regular no arregla sus temas previamente, porque es sumamente habilidoso para captar las ideas y es capaz de improvisar las cosas a la perfección en un estudio de grabación, haciendo en un dos por tres éxitos como Las dos Mujeres.

Cuando no era en los hoteles, se reunían en la residencia de Calixto Ochoa, ubicada en el barrio Majagual. Era una inmensa casa de palma, rodeada por una finca con ganado y corrales de bareta. Calixto se caracteriza por el pulimento perfecto de sus temas, previamente a la grabación. Lo mismo hacía Lisandro Meza, otro de los que iniciaron Los Corraleros de Majagual.

Salcedo dice que el nombre de Los Corraleros provino del ambiente en el que se armaban los temas. La casa de Calixto quedaba en el barrio Majagual y estaba rodeada de corrales de ganado, para hacerle honor a un pueblo ganadero por excelencia. Inicialmente el nombre era, de los corrales de Majagual. Toño Fuentes lo pasó a Corraleros, por ser más sonoro y así los registró, como una agrupación de Discos Fuentes.

Salcedo no fue bastión en Los Corraleros, pero hizo parte de la agrupación como cantante y corista, llamado por Alfredo Gutiérrez. Después hizo parte de Los Caporales del Magdalena, una agrupación que surgía en competencia de la otra, pero de una manera muy leal y sana. En las haciendas Los Caporales son los jefes de los Corraleros y allí ya se sustentaba una piqueria. Así de simple era, en el lenguaje ganadero.

DE LA TEMATICA

Lo que más ha hecho Rubén Darío han sido paseboles y en ellos gastó su mayor temática, hoy ya casi agotada. Sus canciones las hace sobre la guitarra.

Salcedo entrecierra los ojos y despierta 30 años después de sus mejores éxitos, entonces se descubre sin temática y ante un mundo frenético que marcha a una velocidad de a mil por hora, donde le parece, como en aquella vez que temía ir al simposio de compositores, que sus canciones son tristes.
Ya no podrá cantarles a una colegiala, porque esa época pasó, tampoco a unos lindos ojos verdes, ni al cabello largo, menos al corazón de acero.

Su temática se agotó, lo sabe, sus 400 canciones la contienen, encierran las cosas a lo que debía cantarle. Ahora, con la ayuda de su mujer, busca más a Dios, al porro extraviado entre tanto grito vallenato. En los últimos meses la musa ha vuelto. Le hizo un disco al porro, titulado “El Rey Porro”, donde lo elogia, le dice que ha pasado fronteras, que es bello, pero que la juventud oye otras cosas y de esas se enamora.

También hizo otra, titulada “El niño diferente”, temática muy de moda y de tipo social.

Sabe que las canciones de hoy no cantan, sino que hablan y corren, en una fiebre tenebrosa, de un mundo que marcha rapidísmo a un abismo cruel.

... Y en medio de esta situación, no faltan colegas que le pidan canciones para robárselas, como alguno muy cercano, que se llevó diez, se hurtó nueve y después le mando cien mil pesos y un piano viejo

Gran aporte este de mi gran amigo: Alfonso Hamburguer, ya pronto vendra una buena recopilacion de las composiciones del maestro ruben dario salcedo.

martes, 23 de junio de 2009

BANDA FOLCLORICA DISTRITAL DE BARRANQUILLA


Fue fuandada hace mas o menos seis años por el maestro ARLINTONG PARDO PLAZA, de la poblacion de SAN PELAYO en el departamento de CORDOBA, a quien le surge la idea cuando decide estudiar en el conservatorio y se da cuenta de que nuestros instrumentos tradicionales no tenían cabida en esa institución, caso contrario a las trompetas, pianos y flautas.
Despues de muchas investigaciones el maestro ARLINTONG crea unos textos o métodos para que sus estudiantes aprendan a interpretar las GAITAS y los PITOS ATRAVEZAOS y a leer la música a través de dichos métodos. También se da a la tarea de fabricar principalmente las gaitas, de materiales sintéticos como el plástico y el aluminio, pero con el mismo sonido de los materiales naturales.
LA BANDA FOLCLORICA DISTRITAL DE BARRANQUILLA, tiene como misión preservar nuestras raíces culturales, haciendo música del caribe colombiano fundamentalmente con instrumentos típicos de nuestra región sabanera, pensando siempre en el bienestar y desarrollo musical de sus integrantes. Esta, además de ser una propuesta musical es un proyecto de formación artística integral para promover las competencias musicales de sus miembros.
En sus seis años de existencia LA BANDA FOLCLORICA, ha efectuado mas de 1100 presentaciones a nivel local regional y nacional. Gracias al semillero se ha masificado la enseñanza y la práctica de la GAITA CORTA, EL PITO ATRAVEZAO, DE LA HOJITA(del árbol del laurel)DEL CARACOL y de los instrumentos de percusión tales como: LA TAMBORA, EL ALEGRE(tambor hembra), EL GUACHE y LAS MARACAS, en Barranquilla y en el departamento del Atlántico. Además, esta banda está conformada por mas de 130 músicos entre los 12 y 75 años de edad distribuidos de la siguiente manera: 14 LLAMADORES(tambor macho), 22 TAMBORES ALEGRES(tambor hembra), 13 TAMBORAS, 4 PARES DE MARACAS, 15 GAITAS CORTAS, 19 GAITAS LARGAS, 12 PITOS ATRAVEZAOS, 1 TECLADO, 1 BAJO ELECTRÓNICO, UN TIMBAL, 26 VOCES, 1 DIRECTOR Y 1 COORDINADOR MUSICAL. También, cuenta con siete instructores en las áreas de instrumentos de viento(gaitas y pitos), percusión, piano, contrabajo, voces y gramática musical, quienes imparten sus conocimientos al semillero de formación el cual nutre de integrantes a la BANDA FOLCLORICA DISTRITAL y además hacen talleres para el programa de música para la convivencia del ministerio de la cultura de Colombia.
Por tales razones les dejo el primer trabájo discográfico de la gran BANDA FOLCLORICA DISTRITAL DE BARRANQUILLA, con muy buenas canciones tradiconales de nuestra costa caribe, una versión espectacular de la canción "I WILL SURVIVE" de GLORIA GAYNOR en ritmo de chalupa y una especial versión del MANICERO del maestro cubano MOISES SIMMONS, con un magistral solo de gaita y la voz de MINGO PEREZ un cantador de musica tadicional carnavalezca...ESPERO QUE LO DISFRUTEN

DESCARGA EN EL SIGUIENTE LINK:
BANDA FOLCLORICA DISTRITAL DE BARRANQUILLA

martes, 7 de abril de 2009

AGLAE CARABALLO ES LA REINA DEL PORRO


Con ese nombre griego y esa gracia sinuana, ella está destinada a cantar.

Hubo perplejidad y sorpresa cuando anunciaron en Madrid un concierto de la reina del Porro, Aglaé Caraballo, una joven cantante de Montería, que renunció a sus estudios de medicina para consagrarse a lo que más la hace feliz en este mundo: cantar porros. Pero los españoles despistados se preguntaban cómo podía cantarse un porro, algo que según ellos es tan frágil que se les desvanece en las manos luego de improvisarlos.

Estaban pensando en todo, menos en el espléndido ritmo del Sinú, para mi sentir, la más expresiva y profunda música de los ancestros del Caribe colombiano. Entonces Aglaé mueve las caderas y deja que su voz haga lo suyo y embruje el tiempo detenido que hay en los ojos de los espectadores y despierte a los muertos felices que la habitan, y les aclara a los aprendices que porro no es un tabaquito de marihuana, sino música colombiana. “El porro no se fuma”, dice con su desparpajo sinuano esta mujer nacida el 2 de julio de 1976 cerca al río que no deja de cantar. Ha consagrado más de quince de sus treinta y tres años aún sin cumplir al estudio de la música. “El porro se baila y se canta”. Entonces los españoles intentan bailarlo con pases aflamencados y Aglaé les dice sin palabras que detrás de cada movimiento hay una cadencia cifrada y les hace ver que en el círculo del fandango todos bailan siguiendo a la inversa el movimiento de las manecillas del reloj como para desafiar el tiempo y para que la felicidad nunca se acabe.

Reconoce Aglaé Caraballo entre sus maestros imprescindibles al inolvidable Pablito Flórez, el más grande juglar del Sinú cuyas canciones son auténticas crónicas cantadas y poemas de amores desgastados en el tiempo. Pablito le dijo poco antes de decidirse a renunciar a la medicina: “Tú no has nacido para curar el cuerpo sino para sanar el alma”. Ha sido básico y esencial la comprensión y complicidad de William Caraballo y Aydé Mercado, sus padres; las lecciones de su profesora de técnica vocal Edith Salazar, los sabios consejos del músico Ramón Benítez, “Si crees que puedes, es verdad; y si crees que no, también”. Cuando Noemí Sanín la escuchó por primera vez quedó deslumbrada con ella y poco después la invitó a cantar a España.

Ella cree que todo ha sido un designio divino, incluso el enorme susto que vivió a su regreso al país, luego de cinco años de ausencia. El piloto anunció con una voz serena y tranquilizadora pero incierta a la vez, que por favor se ajustaran su cinturón de seguridad y se aferraran al puesto delantero, sin perder la calma, orando en silencio, porque tendrían un aterrizaje forzoso. Todos se alarmaron y empezaron a orar y a sentir que el avión se estrellaría. Aglaé oró y le pidió a Dios que les evitara ese dolor a sus padres. “Permiten que este avión descienda como una plumita”. Así fue. Cuando menos lo esperaron, los tripulantes escucharon la voz del piloto anunciando el aterrizaje sin ningún obstáculo.

Viene al diario con su nueva producción denominada “La esencia del folclor”, con dieciocho porros, algunos de ellos del gran Pablo Flórez y la compañía de un cortejo musical valioso integrado por el clarinete y el saxofón de Carlos Piña, los trombones y bombardinos de Ramón Benítez, el piano de Jorge Hugo González, las gaitas de Mayté Montero, las trompetas de Hugo Fernández “Copetín”, los guapirreos de Rodny Therán Paz, y la voz líder y la producción de Aglaé Caraballo. Se destaca su propia versión del célebre porro “La Lorenza”, cuyo nombre original es Mocarí, sus interpretaciones de porros hermosísimos de Pablito como “Cabeza´e gato”, “María Marzola”, “Sabor Lorano”, “Nancho Bedoya”. Rescata un sinuanito de Guillermo Valencia Salgado, “Mi palmar” y una interpretación de “Nació mi poesía”, de Fernando Dangond.

No ha tenido que ir ni estudiar canto en la Academia de Artes de Madrid porque Aglaé tiene un timbre de voz parecido al que usan los niños cuando intentan escuchar su propia voz en el fondo de las aguas. La suya es clara y transparente como la de las cantadoras que limpian el día a punta de susurros y cantos para que las vacas tengan mejor leche y la tierra se ablande en fecundidad para una siembra de arroz. Y para que en su voz no deje de cantar la historia. Porque eso es lo que siente que de veras hace: cantar crónicas de tres o cinco minutos sobre la historia íntima y pública del Sinú.

tomado del periodico el universal: articulo de mi gran amigo, el periodista:
GUSTAVO TATIS GUERRA.
AQUI ESTA SU NUEVO ALBUM "ESENCIA DEL FOLCLOR"...AUTORIZADO POR LA MISMA AGLAE
LA ESENCIA DEL FOLCLOR - AGLAE