martes, 7 de abril de 2009

AGLAE CARABALLO ES LA REINA DEL PORRO


Con ese nombre griego y esa gracia sinuana, ella está destinada a cantar.

Hubo perplejidad y sorpresa cuando anunciaron en Madrid un concierto de la reina del Porro, Aglaé Caraballo, una joven cantante de Montería, que renunció a sus estudios de medicina para consagrarse a lo que más la hace feliz en este mundo: cantar porros. Pero los españoles despistados se preguntaban cómo podía cantarse un porro, algo que según ellos es tan frágil que se les desvanece en las manos luego de improvisarlos.

Estaban pensando en todo, menos en el espléndido ritmo del Sinú, para mi sentir, la más expresiva y profunda música de los ancestros del Caribe colombiano. Entonces Aglaé mueve las caderas y deja que su voz haga lo suyo y embruje el tiempo detenido que hay en los ojos de los espectadores y despierte a los muertos felices que la habitan, y les aclara a los aprendices que porro no es un tabaquito de marihuana, sino música colombiana. “El porro no se fuma”, dice con su desparpajo sinuano esta mujer nacida el 2 de julio de 1976 cerca al río que no deja de cantar. Ha consagrado más de quince de sus treinta y tres años aún sin cumplir al estudio de la música. “El porro se baila y se canta”. Entonces los españoles intentan bailarlo con pases aflamencados y Aglaé les dice sin palabras que detrás de cada movimiento hay una cadencia cifrada y les hace ver que en el círculo del fandango todos bailan siguiendo a la inversa el movimiento de las manecillas del reloj como para desafiar el tiempo y para que la felicidad nunca se acabe.

Reconoce Aglaé Caraballo entre sus maestros imprescindibles al inolvidable Pablito Flórez, el más grande juglar del Sinú cuyas canciones son auténticas crónicas cantadas y poemas de amores desgastados en el tiempo. Pablito le dijo poco antes de decidirse a renunciar a la medicina: “Tú no has nacido para curar el cuerpo sino para sanar el alma”. Ha sido básico y esencial la comprensión y complicidad de William Caraballo y Aydé Mercado, sus padres; las lecciones de su profesora de técnica vocal Edith Salazar, los sabios consejos del músico Ramón Benítez, “Si crees que puedes, es verdad; y si crees que no, también”. Cuando Noemí Sanín la escuchó por primera vez quedó deslumbrada con ella y poco después la invitó a cantar a España.

Ella cree que todo ha sido un designio divino, incluso el enorme susto que vivió a su regreso al país, luego de cinco años de ausencia. El piloto anunció con una voz serena y tranquilizadora pero incierta a la vez, que por favor se ajustaran su cinturón de seguridad y se aferraran al puesto delantero, sin perder la calma, orando en silencio, porque tendrían un aterrizaje forzoso. Todos se alarmaron y empezaron a orar y a sentir que el avión se estrellaría. Aglaé oró y le pidió a Dios que les evitara ese dolor a sus padres. “Permiten que este avión descienda como una plumita”. Así fue. Cuando menos lo esperaron, los tripulantes escucharon la voz del piloto anunciando el aterrizaje sin ningún obstáculo.

Viene al diario con su nueva producción denominada “La esencia del folclor”, con dieciocho porros, algunos de ellos del gran Pablo Flórez y la compañía de un cortejo musical valioso integrado por el clarinete y el saxofón de Carlos Piña, los trombones y bombardinos de Ramón Benítez, el piano de Jorge Hugo González, las gaitas de Mayté Montero, las trompetas de Hugo Fernández “Copetín”, los guapirreos de Rodny Therán Paz, y la voz líder y la producción de Aglaé Caraballo. Se destaca su propia versión del célebre porro “La Lorenza”, cuyo nombre original es Mocarí, sus interpretaciones de porros hermosísimos de Pablito como “Cabeza´e gato”, “María Marzola”, “Sabor Lorano”, “Nancho Bedoya”. Rescata un sinuanito de Guillermo Valencia Salgado, “Mi palmar” y una interpretación de “Nació mi poesía”, de Fernando Dangond.

No ha tenido que ir ni estudiar canto en la Academia de Artes de Madrid porque Aglaé tiene un timbre de voz parecido al que usan los niños cuando intentan escuchar su propia voz en el fondo de las aguas. La suya es clara y transparente como la de las cantadoras que limpian el día a punta de susurros y cantos para que las vacas tengan mejor leche y la tierra se ablande en fecundidad para una siembra de arroz. Y para que en su voz no deje de cantar la historia. Porque eso es lo que siente que de veras hace: cantar crónicas de tres o cinco minutos sobre la historia íntima y pública del Sinú.

tomado del periodico el universal: articulo de mi gran amigo, el periodista:
GUSTAVO TATIS GUERRA.
AQUI ESTA SU NUEVO ALBUM "ESENCIA DEL FOLCLOR"...AUTORIZADO POR LA MISMA AGLAE
LA ESENCIA DEL FOLCLOR - AGLAE

1 comentario:

  1. hola hermano que buena labor estas haciendo al divulgar nuestra música sabanera, como el porro,adelante en esta gesta por lo nuestro.

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